Sábado 2 febrero, 2008
La rutina: Una vez más, nos encontramos preparando pintura y brochas para el nuevo mural.
Pero
La rutina en este trabajo está ausente, gracias a la diversidad de estímulos que ofrece cada comunidad visitada.
La Ciudadela Carpio nació, alrededor de los años 1993 y 1994, cuando un pequeño grupo de familias comenzó a asentarse en estos terrenos de la Uruca. Los primeros habitantes ni siquiera contaban con los servicios básicos. Hoy las cosas han cambiado; hay agua, energía eléctrica y educación. Pero, las condiciones de vida están lejanas a ser las idóneas para un correcto desarrollo de la persona.
Con mucha pobreza, sobre todo, la mayoría del caserío se sostiene como por arte de magia en medio de una constante proscesion de buses, camiones recolectores, vagonetas, camiones recicladores, vehículos particulares, bicicletas, personas, perros, gatos...viento
que envuelve todo el asunto en una nube de polvo que intuye la ruta de las bolsas de basura hasta el botadero. La gente camina apurada, tranquila, ansiosa y con mucha curiosidad, al encontrarse con un montón de colores en la calle, dispuestos a ser llevados al muro del pequeño local de la Soda de Patricia.
Al principio se muestra la resistencia habitual de algunos, pero poco a poco empiezan a suavizarse todos los recelos y la ejecución del Mural cobra vida, en medio de la vida de la Comunidad. Le regalamos un nuevo habitante a la Carpio.
Con la integración de la Carpio a nuestra lista de comunidades beneficiadas a través del Muralismo, completamos las principales comunidades en Riesgo Social de San José. A través del mural, hemos creado con todas ellas, la oportunidad de enfrentarse a un fenómeno artístico, de acercarse como comunidad a un proyecto de carácter social y público; se le a otorgado a cada comunidad la posiblidad de integrarse un poco más y a través de esto embellecer el espacio público y aumentar su autoestima.
Nuestro trabajo en la Carpio, y en todas las otras comunidades, demuestra que el desarrollo de esas sociedades tiene que hacerse de una manera integral, fomentando también las cualidades artísticas de sus habitantes. Despertando a través de proyectos como éste, las virtudes y talentos de quienes allí habitan, para acabar de una vez con la discriminación de años que viven estas comunidades, gracias a los medios de comunicación y los comentarios estúpidos de la gente estúpida y prejuiciada.
No es justo que los habitantes de estas comunidades se sientan avergonzados de contarle a la gente donde viven, como le sucediera a Katia Cruz Espinoza, habitante de La Carpio, quién expresó:
“Soy costarricense y me siento discriminada en mi propio país
En Libro: “Nuestras vidas en Carpio, aportes para una historia popular”
Además ella misma añadió:
“es muy importante para nosotros, porque muestra otra imagen de La Carpio,
En Libro: “Nuestras vidas en Carpio, aportes para una historia popular”
Lo anterior no fue declarado en torno a nuestro mural, sino más bien en la Investigación Realizada por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad de Costa Rica (UCR), pero este comentario también responde y se relaciona directamente con nuestros proyectos, los cuales pretenden darle una reivindicación tanto a estas comunidades, como a nosotros y cambiar para siempre los prejuicios que vivimos dentro y fuera de ellas.
Casadelapalmera hace su parte.
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